LA METAPOESIA: RENOVACION RECUERENTE BAJO EL SOL
Bernardo Silfa Bor
Al hablarse de Metapoesía, la mayoría del común de las personas e incluso una gran cantidad de escritores, poetas, artistas, periodistas y profesionales del área lingüística-literaria, generan, a priori, una preconcebida definición de lo que entienden o se entiende por metapoesía, siguiendo una tradicional y desfasada semántica y etimología del ¨meta¨. Dicen éstos que metapoesía es ¨ lo que está o lo que se encuentra más allá de la poesía ¨. Esto así, a boca de jarro, como si el ser metapoético se tratase de una reverente metafísica cosificada ya por el tiempo. ¡ Qué alejados están los que así piensan sin acudir a su verdadera y actual significación!
Para el Movimiento Internacional de la Metapoesía, y de igual forma para eruditos como Guillermo Carnero, la prefijación ¨meta¨ ha trascendido su significación a una nueva instancia hermenéutica donde se revitaliza superándose a sí mismo mediante la ganancia de instancias de significación que le mantienen funcional en estos esquemas novedosos de creación del nuevo siglo. De ahí que se sostenga que el ser de la metapoesía nada tiene que ver con el ¨ más allá ¨ o lo ¨ sobrenatural ¨ de la etimología del término .
Así, el ¨meta¨, desde su mutabilidad y evolución, en el espacio de la posmodernidad, se desprende de su lastre genésico y se abre dinámico hacia una pragmática del significado, entendida como lectura crítica-analítica-reflexiva de procesos y/o realidades atendidas o abordadas por el ser poético como objeto de sí mismo. Desde esta mirada la metapoesía es esa nueva sensibilidad de espacios en donde la poesía dialoga y polemiza la poesía desde y con la poesía (metapoesía), lo mismo el poema (metapoema). Esta es una de las perspectivas de afinidad con la enmarcación de Carnero cuando dice que ¨ la metapoesía es aquella poesía que se tiene a sí misma como asunto, entre otros ¨.
Y es que este posicionamiento del ¨meta¨ permite esclarecer y reforzar la significación esencial de lo que es verdaderamente el ser metapoético y la metapoesía como entidades dinámicas, enfatizando, que la metapoesía no es una metafísica de la poesía. Y no es la metapoesía una metafísica de la poesía como no es -haciendo una aproximación paralela al ámbito teórico de lo político- la metaplolítica una metafísica de
la política desde la mirada del filósofo Manfred Ridel.
La metapoesía, explica Carnero en su visión más profunda, es un discurso poético cuyo asunto, o cuyos asuntos, es el hecho mismo de escribir poesía y la relación entre autor, texto y público . Sin más pata para el gato del alegato, nótese que en los dos referentes de Carnero –ni en el nuestro- acerca de lo que es la metapoesía no está referido el ¨más allá poesía ¨ ni ¨ lo sobrenatural poético, y sí la clara alusión de las relaciones del discurso poético con él mismo, su autor y quien lee leyéndose.
Así, la metapoesía es, al decir de su fundador Jorge Piña, síntesis-tesis y paradigma de esa poética que se enuncia a sí misma en la enunciación y en el acto de la crítica, que es saber, ontología metapoética y a la vez conciencia literaria ¨, histórica y humana.
Ahora bien, todo este proceso metapoético cobra identidad, nombradía y personería cuando se publica el Primer Manifiesto Metapoético el 13 de octubre de 1990 en Santo Domingo R. D.
titulado ¨ La Metapoesía: Una apuesta discursiva para la metacreación literaria en América y el mundo . A partir de aquí la metapoesía se sostiene y se ampara en una estructura orgánica denominada Movimiento Internacional de la Metapoesía.
Este primer manifiesto buscaba en esencia dar una fisonomía, un sentido y una plataforma estética, ética y filosófica al ejercicio creativo del Taller Literario Cesar Vallejo de la Universidad Autónoma de Santo Domingo y con ello a la desidentada generación o promoción de los 80s, a petición del crítico literario dominicano Bruno Rosario Candelier, director para entonces del Suplemento Cultural Coloquio del desaparecido
periódico El Siglo. Pero el espaldarazo esperado, a ese primer manifiesto, por parte de los miembros del taller no se produjo. Aun así, Jorge Piña, lo lazó al universo literario, a riesgo y cuenta propia -o ajena- siguiendo las enseñanzas de Lacann. Finalmente, no es Rosario Candelier quien publica el primer manifesto metapoético -que de una u otra forma él instó a producir- sino el actual Secretario de Cultura del país, José Rafael Lantigua, en el Suplemento Cultural Biblioteca que dirigía para la fecha en el vespertino, Ultima Hora. Esto así debido a que Rosario Condelier promovía y preparaba la salida de su propio manifiesto, el de la Poética Interior.
Desde la fundación de la metapoesía como escuela y su plataforma orgánica (El Movimiento Internacional de la Metapoesía) la cimentación y afianciación de esta apuesta discursiva ha sido vertiginosa, maravillosa
y de una grandiosa y extraordinaria aceptación en los círculos académicos, intelectuales, artísticos y literarios del país y el extranjero. Ninguna otra propuesta estética literaria de la R.D. o el Caribe se ha dimensionado y posicionado, en el ámbito mundial como la propuesta metapoética. Y es que los aportes de este movimiento, a su corta edad, son de una valía incuestionable, a saber: 1- Los manifiestos. 2- Una tesis:
El poema es metalenguaje. 3- Un sostén filosófico fundado en el Metaonírismo. 4- Cinco metamitemas ( Fórmulas universales breves de expresión del conocimiento, el metapoético ) 5- Un decálogo ( Resumen de todo el andamiaje metapoético ) 6- Los Congresos ( que ya son cuatro, el quinto en octubre aquí en madrid) 7- Tres antologías metapoéticas ( Voces poéticas, Joel Almonó y Metapoesía de Mí, Orlando Alcántara) y la Ars Metaonírica de Jorge Piña (Documentos Canónicos de la Metapoesía) 8- Las publicaciones individuales de los metapoetas 9- El cúmulo experiencial que dejan los encuentros, los eventos y las relaciones interpersonales e interinstitucionales del tiempo vivido. Y 10- Estos 20 años de intensa y apasionada metapoesía que vuelve y se repite como metahistoria en la afirmación del escritor y crítico literario dominicano Manuel Matos Moquete . Este es parte del arsenal aportativo del Movimiento Metapoético. Esa es la manera-forma abierta y comprometida que han elegido los metapoetas para apoderase del mundo artístico-literario y otorgarse e investirse de poder para continuar explorando y explotando las capacidades creativas, siguiendo el consejo de la escritora boricua Luz María de Umpirre.
Hay que decir que esta apuesta discursiva nunca fue una utopía. Una vacua y banal idea personalista. Hay que decir que siempre ha sido grupal -el antigrupo, a riesgo y cuenta propia- y colectiva con alto sentido ético de la amistad. Y que jamás ha sido la metapoesía un esnobismo. La apuesta metapoética vino con identidad y conciencia al nombrarse a sí misma.
Quiero decir desde aquí que los metapoetas siempre han sabido que la metapoesía ha estado bajo la luz divida del sol, con autores como: Borges, Paz, Linn, José Angel Valente, Guillermo Carnero, Javier Salvago, José Hierro, Pedro Gimferrer, entre tantísimos poetas, que de una forma u otra en sus textualidades campea la metapoesía, porque arden el lenguaje y el poema haciéndolo sus propios objetos de fascinación, habla, diálogo y polémica poética en el poema. Pero, para el caso que nos ocupa -que es la reafirmación de la metapoesía como apuesta discursiva de los 90s, dominicana y caribeña para el mundo- estos siempre vivieron a la intemperie, sin postulados estéticos filosóficos que le nominara como metapoetas, a no ser el señalamiento de los críticos, porque ninguno se asumió y menos nombró como tal. Ha sido Carnero uno de los pocos en tener conciencia de su textualidad metapoética, en tanto la ha teorizado, interiorizado y definido. ¨Culturalismo y metapoesía han estado, estó y estarón siempre presentes en mí, afirma el autor de ¨Dibujo de la Muerte¨ y de ¨Verano Inglés¨ . Y es que el ser metapoeta es una condición esencial de la llamada -por Piña- Generación de los Sueños, cuyo sostén es la metapoesía y el metalenguaje porque la asume como manera de ser, sentir y pensar.
Visto todo lo expuesto en estas pinceladas, acerca de La Metapoesía, hay que sentenciar, entonces, que es el metapoeta Jorge Piña quien estructura y fisonomiza todo el vertebramiento de esta dinámica metapoética ya evolucionada y documentada en sus manifiestos; así como por investigadores como: Lupo Hernández Rueda y Franklin Gutiérrez, los cuales al analizar los diversos tramos de la literatura dominicana dedican especial atención a esta estética del metalenguaje. Y qué decir del reciente reconocimiento que le hiciera el Ministerio de Educación Dominicano, en el Marco de la Feria Internacional del Libro 2010, al Movimiento Internacional de la Metapoesía en la persona de su fundador .
Entendida así, la metapoesía sigue y seguirá siendo nueva bajo el sol porque su espíritu es de autosuficiencia
y su corpus de un siempre y renovado Eros que se sabe merecedor de lo soñado como Paz.
***Más acerca del Movimiento Internacional de la Metapoesía***
http://metapoetas.blogspot.com/
Tertulia ACUDEBI
Encuentro Músico-Poético
Hacia el V Congreso Global de Metapoesía Madrid 2010
28 de Mayo, Madrid 2010
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